La salvación personal
"Quien te creó sin ti, no te salvará sin ti." San Agustín. Sermo ad populum 169,11.
El Señor Jesús responde a quienes el avisaban que habían llegado sus familiares: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.” (Mc 3,35). San Juan Crisóstomo comenta: “no habla así como si renegara de su Madre y de sus hermanos, sino como el que enseña que es preciso valorar la propia salvación por sobre todo parentesco temporal.” (Catena Aurea Mc,3-35).
La predicación del Reino de Dios llega a todos los corazones. El Señor quiere convocar a todos para reconocerse como hermanos y hermanas, hijos de un mismo Padre, herederos de su Amor, miembros de un mismo pueblo, el Pueblo de la Nueva Alianza. Ser parte de este Reino requiere la decisión libre para adherirse a él. ¡Qué importante es comprender esta libertad! El Reino de Amor de Dios Padre tiene sus exigencias, pues precisamente quiere la plenitud de los seres humanos. Todos somos invitados a caminar con el Señor Jesús, aprendiendo de Él y creciendo de su mano. Pero caminar con Él requiere de la propia libertad.
El Señor pone como un rasgo de este pueblo a todos los que buscan la voluntad de Dios y la viven. En nuestro tiempo, aceptar esto no es sencillo, pues estamos muy acostumbrados a hacer lo que nosotros queremos y queremos resultados rápidos, nuestros cerebros están siendo acostumbrados a experimentar el gusto propio como un derecho que incluso se usa como falsa justificación para pasar sobre los demás. Buscar la voluntad de Dios no es algo fácil y vivirlo mucho menos. Para buscarla y encontrarla, todo ser humano necesita de la gracia del Espíritu Santo.
El camino para encontrar la voluntad de Dios Padre es el encuentro con su Hijo Jesucristo. Él nos revela quiénes somos desde la perspectiva de la mirada amorosa y misericordiosa de Dios. El descubrimiento de la verdad y la acogida de la verdad revelada por Cristo es fundamental para descubrir la voluntad divina. Es una búsqueda y acogida constante. Esta búsqueda nace de la libertad de las personas, de cada una. Tu búsqueda no la puede realizar otra persona en tu lugar. La decisión de realizar en la vida lo que el Señor Jesús te ha revelado y lo que te ayuda a descubrir, en un camino profundamente personal, es completamente libre.
Cristo nos anima a ser familiar con Él: buscar la verdad, buscar la Voluntad de Dios, vivir esa Voluntad, en completa libertad, como los hijos de Dios.
Muchas gracias por compartir estimado Monseñor
Saludos en Cristo Jesús