El Principio-Misericordia
"Dijo Yahveh: «Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos." Ex 3,7.
En esta Semana Santa, la meditación sobre la Pasión del Señor Jesús, nos puede ayudar a penetrar en la profundidad de nuestra vida. Uno de estos puntos profundos es el sufrimiento humano. El día de ayer comentamos brevemente la reflexión de Jon Sobrino sobre los tipos de sufrimiento en la vida de los seres humanos. El día de hoy comentamos su propuesta, desde la fe cristiana, ante el sufrimiento humano.
En su obra El Principio Misericordia (1992), el teólogo presenta su reflexión y propuesta. Comparto algunas claves de esta obra.
Considera la Iglesia de los pobres como todas las personas que participan del sufrimiento en la vida, sea cual sea la causa del mismo. Desde su propuesta hay una relación estrecha entre el que sufre y el pobre; no entiendo que se identifique del todo pobreza y sufrimiento, pero creo que sí se propone que el estado de indigencia de los seres humanos, desde la fe en Cristo, sería un estado de pobreza.
Los pobres son un lugar teológico y social. “Lugar teológico” significa un punto de partida al pensamiento desde la fe cristiana, que pueden ayudar profundizar en la realidad del ser humano en el mundo y de la fe en Cristo. Desde este punto de vista, Jon Sobrino propone que la teología no podría ser sólo un pensamiento de fe teórico, sin referencia a la vida práctica de los seres humanos, sino una inteligencia del amor y la misericordia que se hace cargo del sufrimiento humano. Este “hacerse cargo” implica ayudar al que sufre, denunciar al que hace sufrir y optar por los pobres.
La práctica más histórica de Jesús fue “liberar” al pobre. Hacerse cargo del pobre es hacerse cargo del que sufre. Desde esta perspectiva, la muerte y resurrección del Señor sería la libertad, la liberación total, por el camino del amor y la misericordia, de las estructuras del pecado y del aguijón de la muerte por parte de Jesús. Construir el Reino de Dios sería la lucha por cambiar las estructuras sociales de pecado, todo lo que “oprime” al ser humano, impidiéndole su desarrollo personal y causando el sufrimiento en la vida. Esta perspectiva pone una base de reflexión teológica llamada “teología de la liberación”.
La Misericordia como respuesta de Cristo al sufrimiento humano. La encarnación del Señor Jesús sería una respuesta por iniciativa propia de Dios ante el clamor de su pueblo. El Señor Jesús vino a este mundo por amor misericordioso al ser humano, su redención consistiría en “liberarlo” del poder del sufrimiento y el pecado. La Iglesia, todos los cristianos tendríamos que continuar con su obra redentora, considerando las fuentes de “opresión” del ser humano en la actualidad, especialmente, las fuerzas sociales que lo manipulas, encierran y esclavizan. Esto lleva a que la propuesta de Jon Sobrino ante el sufrimiento humano, desde la fe en Cristo, sería el Principio-Misericordia. El cristiano se propondría pensar, reflexionar y actuar como Cristo.
La santidad en la sociedad. Según Sobrino, la espiritualidad cristiana tendría un fuerte talante de liberación, desde la fe en Cristo, continuando su acción liberadora por la misericordia, caminando hacia una santidad que se manifiesta en la Iglesia, en la sociedad y en la política. La espiritualidad y santidad tendrían que ser signadas por la misericordia del Señor.
El desarrollo histórico de este pensamiento teológico llevó a pensamientos radicales, a debate teológico y divisiones eclesiales hasta el punto en que la Santa Sede publicó un documento para moderar las radicalizaciones y llamar a retomar al camino de la reflexión teológica unida a la Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio.
Sin embargo, creo que la reflexión de Jon Sobrino sobre el sufrimiento y la respuesta cristiana sigue siendo un llamado a la fe de nuestro tiempo y nos puede ayudar a meditar en nuestra fe en nuestro tiempo.